El ladrillo se consolida como el mejor refugio para quien dispone de ahorros.

06.04.2021

Por sus costos ubicados en los niveles históricos más bajos medidos en dólares, la construcción tienta a desarrolladores e inversores. Ante la volatilidad de los mercados y la incertidumbre, el ladrillo gana entre las preferencias, aseguran desde el Grupo Construya.

Tanto los analistas económicos como quienes advierten hacia donde es mejor destinar los ahorros, para quien dispone de ellos, aconsejan que el ladrillo vuelve a ser el mejor refugio del dinero. Argumentan que por los costos ubicados en los niveles históricos más bajos medidos en dólares, la construcción tienta tanto a los desarrolladores como a los inversores para uso final.

Ante la volatilidad de los mercados y la incertidumbre macro económica, el ladrillo gana entre las preferencias. A su vez, el claro descenso de casos por la pandemia, y el retorno a las obras privadas en la mayoría de los casos, posicionan a la construcción en un punto con expectativas de expansión, después de varios meses de confinamiento.

La dinámica económica argentina tiene acostumbrado (por vaivenes políticos, financieros y, este año, también sanitarios) a quienes disponen de ahorros. Eso no aminora la necesidad de las personas de comprarse una casa o mudarse a un inmueble más grande. Aún después de un período largo de recesión como el que se atraviesa, la gente necesita hacer este tipo de cambios.

Entre los materiales más solicitados, se encuentran, aquellos que se utilizan para el final de obra o de terminación. Que incluyen revoques, stucco (muy empleado porque otorga una buena estética a las paredes internas), cielo rasos, pinturas, entre otros.

Lo negativo de muchos materiales, es que registraron fuertes aumentos en los valores, pero luego de mayo, cuando se empezaron a habilitar varios rubros, las ventas crecieron. En el interior del país estuvo más estable la situación, ya que las provincias tuvieron más actividad que el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), durante el periodo de aislamiento.

Como ocurre de larga data en la Argentina, los ladrillos son y serán un resguardo de valor muy reconocido para inversores y compradores finales, más aún aquellos que tienen un exceso de pesos y la posibilidad de comprar en cuotas, pero obteniendo un ahorro en dólares.

La demanda que motoriza el sector

Sin dudas, los proyectos de pozo, en donde se consiguen descuentos de hasta un 35% en el precio de las unidades, al ingresar con un monto en dólares y pesos, y luego pagar cuotas en pesos es la opción más apreciada por quienes disponen de dinero.

Sobre el perfil del comprador de unidades a construir en este sistema, es alguien que quiere beneficiarse por la baja de costos de construcción en dólares. De repente, en la misma zona que demande, un propietario por un usado pide a razón de u$s 2500/2600 por m2, y al ingresar en un proyecto de pozo, el interesado accede a una unidad a estrenar por u$s 2000.

Voces expertas, indicaron, que las desarrolladoras son reticentes a pagar los terrenos con dinero en efectivo, porque la caja es muy importante para asegurar la construcción. Por lo que creció en los últimos tiempos, la compra por parte de las empresas, de los terrenos con un esquema de permuta y la caja está 100% reservada para la terminación de obras u obras nuevas.

Esta situación no sólo se advierte en la Capital y el Gran Buenos Aires (Gba), sino también en las grandes ciudades del interior, como Mar del Plata, Córdoba, Rosario, Mendoza, Salta, La Plata y Neuquén, entre otras.

De hecho, se propagó y en plena pandemia, la alternativa del canje inmobiliario, en donde un propietario de la tierra pone su lote, construcción en desuso o nave industrial abandonada, para que se levente un complejo y a posterior, recibe unidades en parte de pago, que luego podrá habitar, alquilarlas o comercializarlas, además de valorizar su apuesta, en su mayoría de manera dolarizada.

En cuanto al futuro inmediato, se calcula que entre fines de año y principios de 2021, podrían presentarse varios proyectos en el mercado del Amba, con la intención de captar la demanda que dispone de algo de ahorros y que por tratarse de personas jóvenes, entre 25 y 35 años, son los que más eligen la opción de comprar en pozo, habitualmente.