Crisis por coronavirus y actividad de la construcción

19.08.2020

En un listado de prioridades de vida, la salud ocuparía el rango más alto, al menos para la mayoría de los de nuestra especie.

Al elegirlas al tope de nuestro ranking, optamos por privilegiarlas frente a otras cuestiones que tienen también implicancia en nuestra vida diaria, entre ellas la económica.

Ahora bien, toda opción tiene un costo, en este sentido, resultaría importante paralelamente reconocer cual es ese precio económico que nos impone una pandemia con su hasta ahora única medicina conocida para mitigarla: la cuarentena o confinamiento obligatorio.

Resulta una obviedad, a esta altura, hablar de una caída pronunciada en la actividad económica en general. En este punto aún, lo que resulta difícil de establecer es cuál será su magnitud ya que dependerá de su variable temporal y como repercutirá en cada sector productivo o de servicios.

El FMI en su informe del 14 de abril pronostica una caída del PIB argentino del 5,7 % para este año mientras que el Banco Mundial, unos días antes pronosticaba una baja algo menor del 5,2%

Ahora bien, más allá del porcentaje general, que brinda ya de por sí un panorama al que la mayoría en mayor o menor medida se enfrentará, cada quien pretende identificar en que porcentaje lo hará la actividad en la cual el participa. En este sentido, es bien sabido el efecto pro cíclico de la actividad de la construcción por lo cual es lógico pensar que este rubro caerá aún más de lo que lo hará la economía en su conjunto.

Así, considerando las proyecciones del comportamiento del PBI nacional que hacen los organismos internacionales y el carácter pro cíclico que muestra históricamente como correlato la industria de la construcción, en principio, podría considerarse un comportamiento similar al registrado en el año 2009. Aunque, valdría también recordar que en un periodo de una gran crisis nacional como la que se vivió en 2002 el PIB general a precios constantes se redujo en un 10,89 % mientras que el PIB de la construcción cayó en un 33,4 %.

Sin duda, como los procesos nunca son idénticos las magnitudes seguramente no se repetirán como en anteriores crisis, pero lo que no puede pasar desapercibido es que la caída de la industria de la construcción será mayúscula y su costo tendrá ribetes históricos si no se genera una apertura gradual, racional y organizada en el menor plazo que la SALUD como prioridad lo admita.