Construcción: la gran industria relegada en cuarentena
En AMBA, las obras ya llevan cinco meses paralizadas, en coincidencia con el inicio de la cuarentena. La industria es una de las actividades productivas más perjudicadas junto con hotelería, turismo y pesca.
La construcción privada no aparece por ahora en forma concreta en la agenda oficial de aperturas y permisos para la vuelta al trabajo en el actual contexto de pandemia y distintas fases de aislamiento.
Al menos en AMBA sólo en determinadas situaciones de excepción se puede acceder a las obras ya iniciadas por razones que hacen a la seguridad de la obra y de los vecinos, por lo cual la producción de este sector de la economía se redujo casi a cero en CABA y en gran parte de la provincia de Buenos Aires.
En forma reiterada se alude a la industria de la construcción con distintas calificaciones como "madre de industrias", "multiplicadora de actividad" o definiciones similares que rescatan el enorme poder dinamizador que esta industria derrama sobre el resto de las actividades económicas y sobre todo en su rol protagónico en la creación de empleo.
En este último sentido y en la mitad de este ciclo de cuarentena, en mayo pasado, la pérdida de empleo de la industria de la construcción era la mayor de las actividades registradas.
A mayo ya se habían perdido 149.777 puestos de trabajo en la industria de la construcción en todo el país; 79.751 el 53,2 % del total corresponden a CABA y GBA en conjunto, donde dos meses y medio más tarde ese número de desempleados habría crecido al continuar la inactividad.
Según el Estimador Mensual de la Actividad económica del INDEC a junio la construcción había caído comparada con el mismo mes del 2019 un 41,9 %, siendo uno de los rubros de mayor contracción, y de los que más influyó en la caída general de la actividad económica.
El impacto económico y social de este riguroso aislamiento de la industria de la construcción podría cuantificarse en una multitud de otros indicadores como su repercusión en la inversión presente y futura, la baja en la recaudación y la quiebra de empresas y proyectos.
Así, frente a este virtual congelamiento casi absoluto impuesto a la actividad en el AMBA, resulta imperioso con el fin de no agudizar aún más los efectos negativos que ya ha provocado, que la construcción privada cuente urgentemente con un programa concreto, efectivo y de rápida implementación para retomar los trabajos en forma ordenada con los protocolos necesarios y dentro del marco de las políticas sanitarias por pandemia.
Lamentablemente de seguir relegándose a la construcción privada en la agenda de apertura e incentivos oficiales, el enorme grado de colaboración de esta industria en la imprescindible reactivación de la economía pos pandemia, quedará seriamente afectado.